
Te echo tanto de menos que vivo con media imaginación, con medio corazón, con la mitad de mis ideas y de mis sentimientos, como el borracho que está a punto de perder la conciencia, a medias entre la vigilia y el desmayo, o como el agonizante con un pie en este mundo y el otro pie metido ya en la nada negra. Quiero decir que sin ti soy media persona, una auténtica pizca, un cachito de carne y de nervios en punta añorando al ser que me completa. Por eso te escribo, aun sabiendo que nunca vas a poder leer estas líneas; las palabras crean mundos, y son capaces de crearme ahora, mientras te estoy escribiendo, la ilusión consoladora de tu presencia.

Porque no voy a hacer nada para disimular lo que siento, para quedar bien, para parecer sensata e inteligente, para no quedar en ridículo, para mostrarme como una mujer que maduró y aprendió la lección.
No maduré, no crecí, no aprendí nada...
Sé lo que sé...
Sé que el amor nos hace posible atravesar distancias y pareces. Usar el corazón como vehículo... y que dos almas viajen abrazadas a la tierra de los sueños... que es este mismo mundo pero cuando tú y yo lo miramos...
Por dentro.
Solo así será cierto.